sábado, 2 de febrero de 2008

Noches solitarias

Prendo la radio y la música invade mi cuarto. Cualquier emisora es buena, no intento sintonizar alguna en particular. En realidad lo que estoy buscando es que alguna canción me distraiga, no quiero pensar... Se hace de noche y la oscuridad trae con ella la soledad.
Me pongo los auriculares y el mundo parece detenerse; es como estar inmersa en una burbuja en donde nada malo pasa, ni nada es triste. De repente la música parece estar lejana, es como si alguien hubiera bajado el volumen, pero no, una fuerte lluvia dejó sin electricidad a la ciudad. Ya no escucho nada y me doy cuenta de que todavía tengo los auriculares puestos; me los quito y me acerco a la ventana. Veo las gotas caer sobre el vidrio y siento como si me hubieran hipnotizado. Cuando pensé que el sueño me estaba ganando dejó de llover. Una noche más termina y espero que los primeros rayos de sol entren por mi ventana. Todo parece más claro y la tristeza y soledad de la oscuridad acaban.
Es un nuevo día y la rutina comienza una vez más; trabajar e intentar no pensar que la noche llegará y con ella el único momento en el que estoy sola.

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