Se levantó y pensó que podía ser un día diferente y decidió salir a pasear por la ciudad. Aunque su casa quedaba lejos quiso caminar porque estaba animada.
Se acercaba el mediodía y sus pasos la habían llevado hasta el centro. ¡Cuántos bares, negocios y heladerías había! pero sobre todo ¡cuánta gente! “Este es mi día” –se dijo a sí misma- “Seguro que hoy la gente me notará y querrá hablar conmigo”.
Con una gran sonrisa caminó por las calles céntricas, buscando con su mirada los ojos de los otros; pero nadie parecía notarla.
Luego de varias horas de recorrer una y otra vez las mismas veredas –prácticamente haciendo un surco con sus pisadas- se rindió y emprendió la vuelta a su casa. La sonrisa se esfumó de su rostro… pero de repente sintió que le tocaban el hombro, se dio vuelta y vio los ojos más dulces del mundo. Fue algo natural y espontáneo, se abrazaron y conversaron como si se conocieran desde niñas.
Ya no estaban solas en el mundo, ahora se tenían. Habían encontrado un alma gemela, una amiga… una hermana.
Kutiz Beauté - Joico K-PAK
Hace 8 años